La percepción de una misma o de uno mismo.
Esa percepción o sobrevaloración va desde lo físco (ufff que buena(o) estoy y todos (a) se ponen por mi a creerse los amos y señores de la verdad absoluta y además de la verdad de los demás.
Son esa clase de personajes que en una película sobre la vida de otros quieren ser los protagonistas. Expertos (as) en todo se ponen títulos a granel y hablan con una propiedad de lo humano y lo divino que, personas normales como yo y muchas mas nos quedamos asombrados de la osadía que tienen y de caracer del sentido del rídiculo. Son esa clase de personajes que cuando una esta a su lado, lo único que sientes es verguenza ajena por el papelon patético.
Le decia yo a I. que estos personajes no son gratuitos, nacen del sistema de valores que nos acompaña desde hace dédacas donde el individuo lo es todo y el colectivo no es nada.
Recuerdo aquella viñeta de Mafalda en la que discutía con Felipe por el Yo-YO porque decia que como podía llamarse un jugete YOYO (en referencia al super ego).
Personajes de estos abundan en las playas, en las oficinas, en el super, donde vayas te los encuentras, mas ricos, mas pobres, mas cultos, menos cultos, en fin los hay de todos los modelos.
Lo mas gracioso es que todos y todas hemos tenido a alguien cerca así: maridos, mujeres, amigas, amigos, maestros, jefes, etc y como que no nos damos cuenta hasta que algún día por determinada razón se rompe la burbuja que los protege y zassss quedan reducidos a espumilla.
En fin tendremos que tener los ojos muy abiertos para sortear a esta clase de personas que no dejan mas huella que un amargo sabor en nuestras vidas.