Los cajones del pasado

Llevaba días retrasando algo que tenía que hacer. Remover el pasado. Esos cajoncitos que cerré alguna vez y a los que tenía que enfrentar.
Una extraña sensación de no pertenecer a quince años de tu vida, sólo los objetos, las fotos, los dibujos de mis milagros los siento como mios, lo demas ya no.
Y es doloroso, extrañamente doloroso.
Las mujeres que luchamos por nuestra independencia, por nuestra libertad pagamos un alto precio por ello, se llama SOLEDAD.
La gente cree, que las decisiones, las rupturas, el cerrar etapas no pasan factura.
Hay mujeres que no quieren ver ese lado de la vida, se aferran a matrimonios fracasados, hipotecan la libertad de sus hijos, no se atreven a decir basta cuando el puesto de trabajo les queda pequeño y el techo de cristal roza sus cabezas.
Parecen felices pero no lo son... todo se mantiene con finos hilos, débiles y vulnerables a que cualquier situación, cualquier golpe de viento se lleve todo al carajo.
Las que apostamos por nosotras, sabemos cuando vienen los golpes de viento, cuando hay que estar preparadas para los cambios, nos gusten o no, buscamos las herramientas, nos protegemos o por lo menos lo intentamos y así día a día, mes a mes, año a año vamos superando obstáculos.
Mi querida Thelma: no importa lo solas que estamos, la soledad nos permite pensar, recomponer, actualizarnos... También nos permite comprarnos zapatos sin dar explicaciones, tomarnos fotos eróticas sin que aquello sea reclamado por nadie, viajar 700 Km cantando y riendonos del mundo, tener amigos a los que besar y abrazar, maquillarnos en el Mac cuando nos apetezca , disfrutar de nuestra sexualidad, meternos en la cama y soñar, soñar, soñar.
Hoy con las bolsas de basura, se fueron malos momentos, silencios eternos... y ha llegado la confirmación que lo que soy me lo debo a mi misma y nadie jamás, jamás tendrá nada que reprocharme. Con eso me quedo, con eso mi aqui y mi ahora