Táctica y Estrategia

3.20.2008

Divorciadas, listas... Tarifa.

Mi abuelo dejó su testamento. Una lista de todo lo que heredé:
Pasión por los zapatos.
Mirada de reojo.
Cara de niña con las gafas en medio de la nariz.
Delirio por el chocolate.
Locura por probar vestidos.
Tacones y más tacones.
Olor a jazmin.
Los geranios del patio.
Y lo más importante... la familia del compadre.
I. y yo jugabamos en el verano, cuando mis padres confiaban a su pequeña a un 747 de Viasa.
I. era alta, delgada, tranquila, tímida. Yo era inquieta, traviesa, extrovertida y según algo que escuche hace poco vanguardista en lo que a modelos traidos de América se refiere.
Llegaba a principios de julio, con mi troupe de Barbies. Rubias, morenas, pelirrojas y hasta una adolescente a la que le creian las tetas accionando un mecanismo en el brazo.
Volvía en Septiembre con una troupe de nancys a las que llamaba "las gallegas".
I. y yo crecimos lejos.. pero siempre estuvimos tan cerca... Nos unió mi retorno y la enfermedad de su madre. Nos unió la escuela de idiomas y los niños.
Ahora nos une la libertad y las ganas de ser otras, unas que ni siquera nosotras sabiamos que existían pero que al parecer crecian paralelas a nosotras sin que nos diesemos cuenta.
Y ahora un viaje, un capricho, una playa y tres días para recuperar años.
I. sigue siendo delagada, alta, pero ya no es tímida. Yo sigo siendo la misma Vevita que danzaba por la casa, con la troupe de Barbies y los zapatos de mamá. Inquieta, extrovertida y traviesa.
I. y yo que buena herencia.
Un viajecito a la salud de los compadres.