Pócimas para la felicidad.

Me he hecho una promesa, que no pienso romper: ya no compraré, ni aceptaré, libros de auyoayuda, ni revistas de psicología a la carta, ni ná de ná.
Eso de la receta perfecta para ser feliz???? de que diablos estamos hablando. De vidas perfectas, de eternas respiraciones relajantes y filosofía de lo positivo????. Recuerdo en una de las visitas del Dalai Lama a Venezuela: Ernesto y yo estabamos viendo la tele y de repente aparece el Sr. Filosofía perfecta, hablando de la felicidad con un pedazoooo de Rolex en su mano izquierda, que a cualquiera hace feliz joder!!!. O aquella reunión de Gurus Brasileños a la que Miss América nos invitó, pagando la friolera cifra de 100 $$$ per capita (de esto hace mas de 15 años). La conclusión a la que llegamos, mi marido de entonces y yo fue que cualquiera a ese precio hablaba de felicidad con una sonrisa kilometrica.
Del otro lado de mi cama me mira Benedetti y su vida adrede, con todas las imperfecciones que hacen de la vida un continuo desafío y una eterna pregunta: Y todo esto para que?.
Eso de que la felicidad esta dentro de una... Dios donde estará la mía, porque mira que me hago chequeos a diario y no la veo. O si la veo pero a raticos, hasta que viene algún cabrón o cabrona y lo fastidia todo.
He prometido ser imperfecta en todos los sentidos, se acabo la vida en rosa, porque no es rosa y por supuesto los principes azules jajajjaja que nunca existieron. La vida a veces es del color de tu cuenta bancaria o de la botella de Möet que guardas en la nevera, para cuando decidas brindar por lo imperfecta que puede llegar a ser tu vida a diario, con el mundo patas arriba, con estos eternos comienzos y demostraciones a diario que tienes muchas agallas para continuar, que no se trata de armar un puzzle perfecto porque en cualquier momento alguien o tu mismo le das una patada a una pieza y a tomar por saco. Que ese puzzle se cambia a diario, que lo que ayer no encajaba hoy toma su forma perfecta y que solo estará terminado cuando ya no seas nadie...
Así que menos pócimas de felicidad y de perfección... que vivan las narices imprefectas y los errores, de ellos se aprende a vivir con valor y salir de ese eterno cuento de hadas que en nada se parece a la realidad.
Ah y por último, Sofía perdona que mamá no quiere que seas perfecta,,,, porque las grandes mujeres se equivocan a diario... pero aprenden.