Amor, protección y pérdida.

Muchas veces nuestro amor hacia alguien es tan intenso que lo acompaña un deseo de protección que no conoce límites.
Esa protección o ese creer que la persona amada no puede valerse ante determinadas situaciones nos lleva a destruirla, sin quererlo, a la muerte (en cualquiera de sus formas)
Anoche en el cine, entre risas y gritos, después de hora y media de "susto", las lágrimas de Lola y las mías nos daban cuenta del final.
La protección, la desesperación, el miedo y sus terribles consecuencias cuando creemos que el otro no puede defenderse terminan coviertiendonos en su verdugo.
Normalmente esto ocurre con nuestros seres queridos mas cercanos y vulnerables, niños, personas discapacitadas o simplemente mas sensibles, con estados carenciales de afectos a los que cuidar y salvar.
Me llama la atención la peli, y recuerdo las hipótesis del caso Madelein. Seguramente lo que allí ha pasado, tiene mucho que ver con el amor y ese protección que no nos permite ver el peligro que ella entraña. Seguramente todo lo que paso ese noche tiene que ver con un error en la protección hacia la hija.
Anoche, con mi amiga hablamos de otras formas de protección que al final terminan pasando factura en las relaciones. No podemos evitar que sucedan determinados eventos y tenemos que tener la capacidad y la fe para saber que la persona amada puede valerse, puede salir de situaciones terribles y enfrentarse a sus miedos sin que estemos allí de pantalla protectora.